En el año 2016, inspirado por las actividades del proyecto retrofuturista “Fictango” que se desarrollaba, entre otros espacios, en Facebook, Jorge Padula Perkins escribió una poesía de carácter distópico, instalada en un futuro imaginario en el cual la música ya no se generaría en los artistas sino en tecnologías de procesamiento de sonidos.
El protagonista circunstancial de ese oscuro ficticio futuro fue el bandoneón y por eso el poema se tituló “El fueye en el ocaso”.
Transcurridos casi diez años y no obstante los instrumentos, compositores e intérpretes siguen plenamente vigentes, expresando su creatividad y su talento, pueden aquellos versos verse reflejados en el espejo de la intrusión de la inteligencia artificial en las artes.
De modo experimental, se ha procesado la poesía en cuestión con la IA para la producción de un tango homónimo, con música y voz de tal origen, cuyo resultado aquí se expone.
El fueye en el ocaso.
Plegado sobre si,
testigo de otro tiempo,
en un rincón oscuro,
yacía el bandoneón.
Obligado habitante
de esa triste morada,
lugar de cosas viejas,
camino a la extinción.
¡Después de tanta fama,
mariposa nocturna…
de tanto abrir las alas,
melódica y sutil!
Señor de las milongas,
sinónimo de tango,
ahora perdiste el rango
en un estante gris.
Ahora sos recuerdo
por Troilo y por Piazzolla,
por Juárez, por Arolas…
historia que pasó.
Ahora que la música
se hace en la consola,
de ahí vienen las notas
que antaño dabas vos.
Por eso es que hace rato,
-che, fueye-, que sos viejo,
valija de recuerdos,
plegada y sin función.
Después de tanto vuelo,
campeón del dos por cuatro,
dormís en el ocaso
tu negro colofón.
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