martes, 23 de julio de 2019

De Buenos Aires a San Juan de Puerto Rico. Poesía, libro y canción.



“…el poeta puja y la poesía nace…escribe y el poema le cura el alma…ama y el poema emana…sufre y el poema tiembla…”, dice Silvia Bazán en el prólogo de la antología “Poémame Buenos Aires”, publicada por el sello editorial Dunken en junio de 2019.

De ese modo se presenta la labor de más de cien poetas, cada uno de los cuales aporta una poesía a la convocatoria, siempre renovada y abierta, de esa casa editora.

En la página 106, los versos de Jorge Padula Perkins intentan patentizar emociones y sensaciones de “Cuando es momento de llorar”. Se trata de una poesía que ha denotado en los hechos la diversidad en la que el poema puede socializarse, completar su ciclo de vida en “el otro”.

Jorge Padula Perkins
“Cuando es momento de llorar” es poesía y es también letra de la canción homónima. Ello es el resultado de la coincidencia, dado que, mientras transitaban el proceso de selección propuesto por Dunken, los mismos versos eran transformados por el compositor boliviano Rodrigo Stottuth en una pieza musical que más tarde sería estrenada mundialmente a través de Youtube y otras redes sociales, con arreglos musicales e interpretación (en teclado y voz) por la artista puertorriqueña Sajonia Esther Díaz.

Es así como “Cuando es momento de llorar” se ofrece, canción y poema, una única creación autoral que ora se amalgama con la música en el arte de Stottuth y de Díaz, ora se abraza con la obra de otros más de cien escritores, compilada en el citado libro por Silvia Bazán…



Cuando es momento de llorar

Cuando es momento de llorar.
Lo inevitable, es ver las lágrimas brotar
sin más ni más.
Cuando se quiebra el corazón
es lo probable, que en llanto se muestre el dolor
sin avisar.

Tal vez el tiempo de añorar,
inocultable, se patentiza en su verdad
sin compasión.
Es el momento de desear,
desnuda el alma, hacer rodar el tiempo atrás
Rodrigo Stottuth
en la ocasión.

Herida sin cicatrizar,
irremediable; o aquella ausencia singular
y sin razón.
Quizá un vacío al que abrazar,
silencio y calma, porque no queda nada más
que desazón.

Cuando es momento de llorar
lo irreparable; lágrimas bálsamo serán
para el dolor.
Cuando se anida en la emoción
lo inexorable, el llanto llega al corazón
sin más ni más.

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