Con la firma de Luis Duarte Farina, "Noticias Entre Ríos" ha publicado un artículo en el cual se exponen los vínculos artísticos y emocionales de varias piezas musicales (todas ellas con ritmos del folklore argentino) con letra de Jorge Padula Perkins y los ríos.
"Poesía, río y canciones" lleva por título la nota que, amen de enlazarla desde su denominación, transcribimos en este espacio en su totalidad.
Jorge Padula Perkins |
Poesía, río y canciones
Tal vez porque pasó parte de su
infancia haciendo largas visitas al pueblo costero en donde nacieran sus
padres, quizá por las convergencia de lazos psicosociales o tal vez por el
azar, Jorge Padula Perkins es autor de seis piezas musicales que remiten, desde
distintas miradas, a las aguas de los ríos.
Resulta particularmente curiosa
la relación poético emocional de Padula Perkins con el río (los diferentes
ríos), temática que ha abordado en distintos momentos de su vida como autor, sin
proponerse establecer una relación de continuidad y motivado por cuestiones
diversas y no vinculadas entre sí.
“Madre Paraná”
Valentina Gutiérrez |
Tal el caso de “Madre Paraná” que
relata la historia de muerte, comunión con el río y vida eterna de esa madre cuyas
cenizas fueran arrojadas a las aguas del río Paraná, a la altura de San Pedro y
con ellas se amalgaman y eternizan.
Con música de la uruguayense
Valentina Gutiérrez, esta canción litoraleña ha sido interpretada por distintos
artistas (Valentina Gutiérrez y Poli Alonso, Cecilia Prieto, Armando y Chango
Pérez, Dúo Tierra y Semilla, Rodrigo Stottuth y Nery González Artunduaga,
Antonio Cerino) que se “apropiaron” de la poética y el mensaje de su letra para
entregarla a sus públicos desde su propia identidad artística.
(letra)
Cenizas,
cenizas del cuerpo
que habitaba el alma,
mezcladas al agua
de su Paraná.
Entre camalotes,
el barro y la costa,
sutil su regreso
es al pueblo natal.
Cenizas de muerte
hallan en el río
bautismo de vida
y de eternidad.
El río la abraza,
etérea presencia.
Su espíritu a vuelto
al antiguo hogar.
Vuelve donde el viejo
abuelo remaba
ganando su vida
como pescador.
Y donde la abuela
la cuidó de niña
y luego mi padre
despertó su amor.
Fundidos, son uno,
mi madre y el agua,
que espíritu libre
por siempre será.
La extraño, la lloro,
pero siento orgullo
¡Ahora mi madre
se hizo Paraná!
El río la abraza
etérea presencia,
bautismo de vida
y de eternidad.
“Como el agua del río”
También con música de la poeta y
compositora entrerriana Valentina Gutiérrez, Padula Perkins ofrece aquí una poesía
profundamente romántica, que traza un paralelo positivo, amoroso y apasionado,
entre las aguas de un río y la persona amada.
Ora suave y delicado, ora tempestuoso,
el río, como el ser depositario de un amor, se destaca por sus características distintivas
y alimenta el cariño y la pasión a través de un devenir natural y dinámico.
La versión original, litoraleña
melódica, fue interpretada por Cecilia Prieto, la voz dulce del Litoral. El
cantante y compositor Julio Rolon, hizo luego una versión galopa.
(letra)
Como el agua del río
tan inquieta
te deslizas por mi vida sin
cesar
y me dejas mojado
en la ribera,
esperando que vuelvas
a pasar.
Como el agua del río
es tu mirada
mansedumbre que me viene a
acariciar,
que me da lo mejor
cuando me moja
y me deja vacío
si no está.
Como el agua del río,
embravecida,
tantas veces en torrentes
de pasión,
que transforma en abrazos
mis deseos
y me obsequia dulcemente
satisfacción.
Como el agua del río
tu te entregas,
espléndida a la hora de
llegar
y me dejas en la orilla
de tu vida,
cada vez que te vuelves
a marchar.
Como el agua del río,
diferente,
distinta cada vez y siempre
igual,
me regalas ilusiones
cuando llegas
y me dejas añoranzas
si te vas.
Como el agua del río,
persistente,
aunque no me moje siempre
está,
tu ser late en mi alma
y cual los peces
no vivo sin la vida
que me das.
“Gurisitos costeros”
Julio Rolon |
La infancia, los niños que
nacen y crecen por naturaleza orilleros, que juegan en las costas porque en
ellas o cerca de allí es donde viven, porque sus padres son pescadores o
simplemente porque tienen familia y alma de río. Ese es el tema que aborda esta
chamarrita compuesta musicalmente por Julio Rolon.
Rolon, compositor e
intérprete nacido en el Chaco argentino y residente en Misiones (provincias en
las cuales muchas personas viven en natural y fluida relación con los ríos) se
asoció emocional y artísticamente con esas vivencias y no solamente creó la
música sino también le dio a la pieza su versión original.
(letra)
Como renacuajos;
donde el suelo es blando,
donde el río es bajo,
juegan los gurises…
corridas y saltos.
Cual los camalotes,
con la vida abierta
se aferran al agua.
Hermanas del barro,
orilleras almas.
Como los carpinchos
que en las costas quietas
van aquerenciando,
se pasan los días
sus manos mojando...
Cual los picaflores…
espíritus libres,
sutiles en vuelo,
se llenan de vida
libando lo bueno.
Estribillo:
Pichones de pescadores,
patas sucias, limpios sueños,
pintado el sol en la piel,
cachorritos mojarreros.
Dueños del alma del río,
flor de irupé…junco verde,
bautizados en la fe
que en las aguas se le ofrece.
Alfredo Figueras |
Con música de Alfredo Figueras,
las chacareras “Aguas del Calabalumba” y “A orillitas del Matanza” y la zamba
“Para el San Pedro de antaño”, ofrecen otros abordajes sobre los ríos.
La creatividad de Figueras
compone estas melodías desde una perspectiva musical pura y, como tales, las
entrega al libre albedrío del autor en cuanto a temática. Y, sin que exista una
intencionalidad consciente, inspiran en Padula Perkins temas cercanos a algunos
ríos. No se trata de un resultado premeditado, sino de una motivación casual y
en cada ocasión particular.
“Aguas del Calabalumba”
Así entonces, por un lado aparece
la geografía cordobesa de Capilla del Monte, el cerro Uritorco y su composición
hidrográfica que erige como figura central al río Calabalumba, sus afluentes,
su curso, su desembocadura y, en medio de algunos aspectos descriptivos, la
poesía, la magia lugareña, la leyenda, la energía, en ritmo de chacarera.
En principio, se conoce una
grabación casera que hace el propio compositor.
(letra)
Bajando del cerro
del este al oeste,
sutil voz del agua
que deja en la piedra
su canción.
En las Huertas Malas,
Rocillos y Minas,
los ríos, Yama Pampa
y La Rinconada
se nutrió.
Bañando el faldeo,
rodeado de aromos,
salpica espinillos
y alienta la vida
del chañar.
-------------------
Estribillo:
Es el río Calabalumba
con la magia del lugar.
Agüita del Uritorco
que al alma muy bien
le sabe llegar.
-----------------
Los comechingones.
Cultura y leyenda:
El cerro era el hombre
y el río caricia
de mujer.
Capilla del Monte,
un río que sueña.
Bautismo de vida
que corre en las piedras
del lugar.
Paraje Mogotes,
abrazo y poesía.
Encuentro de ríos
que nacen y mueren
sin cesar.
“Para el San Pedro de antaño”
Esta zamba no es una canción sobre el río. Pero si es una pieza
musical “con” el río. Sin duda alguna, entre las características de esta ciudad
de la provincia de Buenos Aires, destaca su condición costera, a orillas de la
“Laguna de San Pedro”, brazo del río Paraná.
Y si bien los versos aluden a recuerdos y añoranzas del ayer de ese
pueblo, no falta la referencia a las barrancas (desde las cuales se aprecia en
vista panorámica a la laguna, las islas y el río) y la mención de la ciudad
como “la perla del Paraná”
Versión conocida en maqueta de factoría casera grabada por el propio
Alfredo Figueras.
(letra)
Pueblo de mis ancestros;
cuando era muchacho, las calles de mi andar.
Recuerdo aquel San Pedro, tan singular,
que late hoy en mi pecho, alma y lugar.
La Sarmiento de tierra;
boliche de Detto en la esquina San Martín.
Al otro lado barrancas, a corto andar,
y la cruz en el comienzo del boulevard .
San Pedro está dentro de mi
desde un ayer feliz.
Y en esta zamba cantará, linda ciudad.
Canto y guitarra para la perla del Paraná.
La canchita del tanque
donde el fútbol era pasión en el lugar.
Mitre y la Pellegrini, para pasear
y si hacia falta foto, Juan Bennazar.
El diario La Palabra;
las manos de Arcuri con tinta al trabajar,
en Oliveira César, la libertad.
Biblioteca Obligado, leer y estudiar.
San Pedro está dentro de mi
desde un ayer feliz.
Y en esta zamba cantará, linda ciudad.
Canto y guitarra para la perla del Paraná.
“A orillitas del Matanza”
De manera similar a la pieza anterior, esta chacarera no le canta al
río (en este caso el Matanza) pero lo
refiere como un eje geográfico y simbólico del partido de La Matanza y de la
Ciudad Madero (pueblo del compositor Figueras) a la que le ofrece sus versos.
Un río diferente a los antes mencionados. Curso de agua urbano y
víctima de la actividad industrial sucia y contaminante, pese a la cual tiene
carácter identitario e histórico para la región.
(letra)
A orillitas
del Matanza,
de la
capital lindera.
Es nuestra
Villa Madero
nuestra
Madero ciudad.
Es nuestra
Villa Madero
nuestra
Madero ciudad.
Dominio de
querandíes,
su sangre
puebla su tierra.
“Tapiales de
Altolaguierre”,
un paraje
singular.
“Tapiales de
Altolaguierre”,
un paraje
singular.
Perlita de
La Matanza,
tierra plena
de ilusiones.
Vivo en ella
mis pasiones
y alimento
mi soñar.
Vivo en ella
mis pasiones
y alimento
mi soñar.
Luego
Bernabé Madero;
la
inmigración y la industria.
“Las
fábricas” una villa
y otra
“Circunvalación”.
“Las
fábricas” una villa
y otra
“Circunvalación”.
Estación
“Villa Madero”
y “Marinos
del Fournier”.
Dos
estaciones, un pueblo,
viven
presente y ayer.
Dos
estaciones, un pueblo,
viven
presente y ayer.
Barrio de
lucha y pujanza
que las
aguas del Matanza
cruza por
puente La Noria
la gente que
viene y va…
cruza por
puente La Noria
la gente que
viene y va.
Estribillo:
Ciudad de
Villa Madero
por tus
calles caminaré
Orgulloso de
llevarte
en el alma
yo andaré.
A modo de conclusión
Como se indicó al principio de esta nota y ha
quedado refrendado con apreciación de las letras de estos cinco temas la
presencia del río en la obra de Jorge Padula Perkins, aunque de diferentes
formas y en variados contextos, se advierte y destaca.
Valentina Gutiérrez, Julio Rolon y Alfredo
Figueras han sido los artífices musicales de estas obras que han abordado, tanto
la particular aseveración de una vida eterna en la amalgama de las cenizas de
una persona con el río Paraná (Madre Parana), como la asociación de las
variaciones psicológicas y actitudinales de la persona amada con las variantes
hidrográficas (Como el agua del río). Así también el fuerte vínculo de las
aguas dulces con la vida cotidiana de los niños criados a sus márgenes (Gurisitos
costeros) y el canto puro a un curso de agua caracterizado por la energía
particular del cerro Uritorco por el que corre (Aguas del Calabalumba).
Finalmente, aun en versos que no se centran en el río sino tienen como
protagonistas a dos ciudades, aparece la referencia a los ríos que las
acompañan geográfica y socialmente (Para el San Pedro de antaño y A orillitas
del Matanza). Todas ellas, vale señalar, en ritmos propios del folklore
argentino; como ha quedado expresado, dos canciones litoraleñas, una
chamarrita, una zamba y dos chacareras.
Sin duda alguna, los ríos están asociados a la
existencia de los pueblos. El agua es un elemento fundamental para la vida en
todas sus manifestaciones y los ríos están entre los espacios más
paradigmáticos de su presencia. Esta claridad conceptual ha de estar, de manera
consciente o inconsciente, en la mente y en el alma del autor. Por eso emerge
en sus creaciones que no dudan en relacionar diferentes emociones y situaciones
de la existencia humana con esos cursos de agua.
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